Peregrino, no es el momento. El Camino puede esperar». Con este contundente lema, la Federación Española de Asociaciones de Amigos del Camino de Santiago informa a los peregrinos de las medidas extraordinarias de restricción de la circulación aplicadas en España para frenar la expansión del coronavirus y el cierre de los establecimientos de hostelería y restauración, entre los que se encuentran los albergues de la Ruta Jacobea. Según cálculos de esta entidad, casi 5.000 peregrinos han tenido que cancelar su caminar en la última semana y volver a su lugar de origen para cumplir con las obligaciones establecidas por el Real Decreto que impone el estado de alarma en todo el país, informa Ical.
La comarca del Bierzo, como puerta de entrada natural a la vecina Galicia, es uno de los lugares donde el vaciado del Camino de Santiago se hace más visible. Además, el albergue San Nicolás de Flue, en Ponferrada, es uno de los diez puntos estratégicos identificados por la Federación para ofrecer información sobre la epidemia a los posibles peregrinos.
Su responsable, Miguel Ángel Pérez, explica que el establecimiento se encuentra cerrado desde el sábado, aunque esa misma noche aún se alojó en las instalaciones «un chico que tenía el tren para el día siguiente por la mañana». El mismo sábado, tres peregrinos italianos también fueron informados en el albergue de la capital berciana del cierre previsto en todos los alojamientos de la Ruta Jacobea. «Estuvimos allí por si quedaba algún rezagado que no se había enterado», explica Pérez.
Durante todo el fin de semana, tres personas se han turnado a distintos momentos del día para prestar atención a estos peregrinos rezagados y han mantenido operativo el teléfono de contacto que se encuentra en el cartel que informa del cierre del albergue, donde también se apunta la clausura de la catedral de Santiago y de la Oficina del Peregrino. Sin embargo, hizo falta convencer a un peregrino colombiano que quería seguir hasta Villafranca del Bierzo de que diera la vuelta a León, desde donde tendría más posibilidades de comunicación con Madrid y el resto del mundo, explica Pérez.
«En los últimos días ya no ha llamado nadie, suponemos que ya no hay nadie en el Camino», relata el responsable del albergue, que asume con dosis similares de pena y de responsabilidad que la actual situación obligó a «sembrar la idea en los peregrinos de que tenían que poner fin a su peregrinación y buscar el modo de volver a casa». Según datos de la Federación, el viernes ya abandonaron el Camino más de la mitad de los peregrinos, una cifra que se elevó al 90 por ciento el sábado. 

Fuente diariodeburgos.es

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